EL CACHEO



Es una técnica policial consistente en descubrir o incautar: armas u objetos que pudieran resultar peligrosos para nuestra integridad física, efectos de un delito o útiles necesarios para perpetrarlo.

El cacheo deberá ser:



Minucioso, extenso, rápido y metódico.



En situaciones de alerta y peligro se realizará siempre después del  esposamiento.

Cuando no hay situación plena de control, actuar con el individuo  desequilibrado o en desventaja.
Se debe realizar en el sitio más discreto posible.
Con una mano se controla y con la otra se le cachea.
No se debe palmotear con la mano sino pasarla por encima hasta estar seguro de que no oculta nada.
Se debe empezar el cacheo por la zona a la que el detenido puede acceder incluso con las manos esposadas, es decir, la zona lumbar.
Se debe cachear en todas las partes. Hay determinadas zonas del cuerpo, como por ejemplo la zona inguinal, que causa un cierto reparo tocarlas, circunstancia de la que se aprovechan los delincuentes para utilizar aquellas como zonas preferentes para ocultar objetos.
Es una buena costumbre seguir siempre el mismo orden para no olvidarse mirar en algún sitio. No se trata de un procedimiento rígido, sino que se debe adaptar a las circunstancias específicas de cada caso, por lo que la afirmación anterior debe de entenderse como aplicable con carácter general.
No debe olvidarse el mirar el interior de bolsos, maletines, etc., no dejando que el detenido lleve ninguno de estos objetos en la mano durante el traslado.
Hay que repartirse los papeles, mientras uno interviene el otro protege. Este último a de estar atento a posibles reacciones del detenido y del entorno.
Si fuera necesario mantener vigilado al detenido deberá hacerlo quien realiza la misión de protección.
Si encontramos armas debemos mantenerlas fuera del

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